16/09/2025 - EDITORIAL POR GABRIEL NORBERTO BARCELÓ OTRA VEZ QUIEREN COMPLETAR EL DESGUACE DE LA CAPACIDAD NUCLEAR SOBERANA ARGENTINANo es casual que los mismos movimientos hayan sucedido durante el Menemato, el gobierno de Macri y, ahora, con esta ofensiva contra todas las capacidades soberanas argentinas. En un contexto de cambio climático, la energía nuclear será imprescindible para un desarrollo energético saludable. Argentina se provee, en este momento, de un 7% de su electricidad con sus tres centrales nucleares, y está en condiciones de diseñar y construir centrales nucleares de 600 MW con tecnología de agua pesada y uranio natural y fabricar su combustible. Además, la ciencia nuclear tiene numerosas aplicaciones médicas y ya exportamos varios reactores de producción de radioisótopos medicinales a distintos países del mundo. ...LEER MÁS .... Y ahora vienen por la privatización de Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NA-SA) y con ella, de la operación de las centrales nucleares, entre otras cosas, como vamos a ver. Quisieron hacerlo en los /90 pero no pudieron, presumiblemente, por dos motivos. Primero porque el capital no quiere problemas y la operación de centrales nucleares les parece demasiado problemática y segundo porque el adjudicatario quedaba obligado a completar Atucha II. Y eso sí, ya era intolerablemente complicado, incluso para el capital internacional, porque nadie, excepto la gente de CNEA, sabía si se podía hacer. Pero esta vez es diferente. Para empezar, el gobierno de Cristina completó Atucha II con recursos técnicos y económicos propios, sin pedirle nada a nadie, la máquina anda perfectamente y, cuando algo le falla, lo reparamos, también sin pedirle nada a nadie. Y además porque, en esta ofensiva feroz contra la Argentina industrial e inclusiva, terminar con ese enojoso asunto de la capacidad nuclear nacional resultaría una adecuada hazaña que van a festejar varias embajadas, amigas de la banda que está a cargo. Y hasta podrían facilitar, al efecto, el acceso a alguna contribución de emergencia, aunque sea a fondo perdido. Incluir capital privado, presumiblemente extranjero, en la composición accionaria de una empresa de las dimensiones e importancia de NA-SA, no sería gratis. Las empresas mixtas en esas condiciones suelen terminar adoptando políticas más afines con el beneficio económico inmediato de los accionistas privados que con el interés nacional. Y ambos intereses pueden, y suelen, ser antitéticos. Por ejemplo, pueden cambiar el proveedor de combustible nuclear, una pieza de ingeniería de mucha complejidad que hoy en día se fabrica en Argentina, en un esquema de dumping que termine con la capacidad nacional y nos someta a la voluntad futura de un proveedor del mundo desarrollado para alimentar nuestras centrales. NOTA: Gabriel Norberto Barceló, vicedirector de Ingenieria Nuclear del Instituto Balseiro, ex Director de Nucleoeléctrica Argentina SA y gerente de Relaciones Internacionales de la CNEA, miembro del Comité Nacional BRICS (CoNaB) |
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